lunes, 21 de abril de 2014

reclusa

autoexilio dentro del hogar:

el reporte mínimo, indispensable, es el siguiente: faringitis desde el jueves. temperatura oscilante entre 39 y 40 grados los primeros tres días. primeros síntomas de placas en la garganta.
domingo: temperatura entre 38 y 39. placas en garganta lo suficientemente formadas como para no poder tragar más que té con miel. ganglios símil paperas. indicios de aftas.
lunes: temperatura entre 37,8 y 38,4 .- un monstruo blanco con forma de racimos habita casi la totalidad de la garganta visible. aftas, como corresponde, como les gusta a ellas, diseminadas a lo largo del labio superior, y alguna por dentro, también.

digamos, hecha mierda. no puedo tener buen humor. intolerante a las preguntas de tipo "¿cómo te sentís?". es probable que me sienta comoelorto todo el día, mientras tenga esta fiebre y esta mierda en la garganta, no? eso creo, bah. por ahí, me estoy equivocando. DIGO que no puedo hablar, que me cuesta mucho, y en vez de usar y abusar de los medios electrónicos epistolares (facebook, mails, mensajes de texto y whatsapps) para preguntar cosas mediopelotudas, no: recibo alrededor de seis o siete llamados telefónicos por día. en fin.
tengo un amigo que está activo con la causa de "cuidar a josefina" pero un poco, me fastidia. no que me cuide, eso está bien. pero que opine distinto a mí cuando estoy enferma. ¿es muy de rompehuevos lo mío? sí, lo sé. pero no me importa. mis días se han convertido en días de capricho. me molesta que tengamos opiniones diferentes cuando no puedo discutir porque no tengo fuerzas, pero creo que ni siquiera es eso. me molesta que el mundo piense que me va a salvar, cuando, en realidad, no me va a salvar nada. cada persona tiene un consejo distinto para darme, no sólo distinto sino diametralmente opuesto al consejo de la persona anterior. basta. cuando me enfermo, no necesito que me digan lo que tengo que hacer, necesito que se haga exactamente lo que pido y no lo que al resto del mundo le parece. no quiero visitas. no le puedo sostener la vela a nadie. quiero dormir cuando puedo dormir, llorar si quiero llorar o mirarme al espejo por media hora y sufrir por la cara de monstruo que tengo. recibir comida, enseres, cuando los solicito: yogur y queso, básicamente. se me ocurrió que quería comer panqueques de manzana por un sueño que tuve, y ahí está la harina esperando. se olvidaron de traerme calditos para sopa. lo compensaron trayendo un zapallo enorme que es una delicia que ofició de base de caldo durante dos días seguidos. y tengo más. cuando es de noche, me quedo dormida mirando algo y se va. a las dos horas me despierto y sigo mirando boludeces. y ojo, boludeces igual a boludeces. miré muchas series estos días. odio discutir sobre el cigarrillo. ya sé que no debo fumar. odio discutirlo con el médico imbécil a domicilio ("tendrías que dejar de fumar para siempre" "ya lo sé" "entonces dejá" "no quiero" "no es tan difícil" "no me importa" "es cuestión de querer" "ya dije que no quiero" "pero te hace mal" "ya lo sé"). y odio, mucho, no sentirme bien. pero recién hice una cosa, y esto lo podemos contar como un gran secreto: me bañé, me vestí como una persona decente, y fui a comprar cigarrillos y al supermercado a comprar calditos, yogur, queso y un ades de manzana. fueron seis cuadras en total, pero me sentí mucho mejor.

la reclusión perpetua no es mi opción. me gusta demasiado el contacto con el mundo exterior, aun hostil. me imagino presa por treinta años, por ejemplo... ¿cómo se logra? ¿tendría agallas para planear un escape? ¿o para matarme?

en fin. además, me gusta ventilar el departamento, que bastante chico y apestado puede devenir con una enferma como lo soy en este momento. ¡y el mundo me corrige! ¡que no, que me va a hacer mal el aire fresco!

¿cómo podría hacerme mal el aire fresco?

nada. la fiebre es una gran trampa mortal.


No hay comentarios.: